Wednesday, October 19, 2011
Portis Portis portis
Ahora podemos morir más tranquilos, ya nos tocó ver a Portishead y de todos los países donde se han presentado fue en México, antes me habría parecido más fácil verlos fuera, por ejemplo en Londres.
Si el grupo llegó en un momento en el que su carrera no está en la cuspide no me importa, de todas formas tocaron sus éxitos y se escucharon mucho mejor que varios grupos jóvenes que he visto últimamente.
La verdad es que, como dije al principio del concierto, ya están viejitos, pero eso está bien, los músicos buenos nunca dejan de mejorar con el tiempo.
En cuanto a mí me habría gustado emocionarme más llorar o cortarme las venas, pero también con la edad uno nomás se contenta con escuchar y sonreir ni siquiera quise cantar mal las letras que me sé, preferí dejar que Beth Gibbons lo hiciera como debe.
Monday, August 08, 2011
Bache
He tenido un bache de lectura últimamente, en el último año. Fuera de las ocho horas que me dedico a leer y escribir (en el trabajo) no he tenido muchas ganas o tiempo, ni ganas ni tiempo, ganas pero sin tiempo, mucho tiempo y nada de ganas, etc... para sentarme a leer un buen libro.
Cuando salgo de viaje me llevo algunos que por su tamaño y su peso no me cuesten trabajo pero es igual, tampoco los leo. Parecía que había quedado en una especie de encanto, como esos del ojo de venado o la pata de conejo, pero para no leer nada completo, porque por más que lo intentaba no podía terminar algo.
Así que un día pensé que lo que me hacía falta era regresar a los libros pequeños, en español para sentir que "terminaba algo" aunque fuera breve, y ya después entrar en complicaciones de más de 500 páginas en inglés o avanzar más con "el francés".
Elegí un librito que me compré en el 2008, curiosamente por cuestiones de trabajo, y lo logré, aunque con un poco de trampa pues ya lo había comenzado. Para no correr el riesgo de no terminarlo lo retomé donde se quedó congelado el separador, después de un capítulo sobre colonias de termitas.
El libro se llama "El Africano" de J.M. Le Clezio. cuando lo compré estaba haciendo un artículo sobre él y muchos de los datos que incluye me eran muy familiares, casi como si fueran las anécdotas de un tío, otros fueron una revelación, sobre todo el carácter de sus padre y sus obsesiones de viajante. No sé si sea un buen libro para conocer la escritura de Le Clezio, creo que no, pero sí es un gran libro para conocer a esa generación de europeos marcados por la guerra que llegaron a civilizar el continente negro y terminaron en medio de dos mundos
Cuando salgo de viaje me llevo algunos que por su tamaño y su peso no me cuesten trabajo pero es igual, tampoco los leo. Parecía que había quedado en una especie de encanto, como esos del ojo de venado o la pata de conejo, pero para no leer nada completo, porque por más que lo intentaba no podía terminar algo.
Así que un día pensé que lo que me hacía falta era regresar a los libros pequeños, en español para sentir que "terminaba algo" aunque fuera breve, y ya después entrar en complicaciones de más de 500 páginas en inglés o avanzar más con "el francés".
Elegí un librito que me compré en el 2008, curiosamente por cuestiones de trabajo, y lo logré, aunque con un poco de trampa pues ya lo había comenzado. Para no correr el riesgo de no terminarlo lo retomé donde se quedó congelado el separador, después de un capítulo sobre colonias de termitas.
El libro se llama "El Africano" de J.M. Le Clezio. cuando lo compré estaba haciendo un artículo sobre él y muchos de los datos que incluye me eran muy familiares, casi como si fueran las anécdotas de un tío, otros fueron una revelación, sobre todo el carácter de sus padre y sus obsesiones de viajante. No sé si sea un buen libro para conocer la escritura de Le Clezio, creo que no, pero sí es un gran libro para conocer a esa generación de europeos marcados por la guerra que llegaron a civilizar el continente negro y terminaron en medio de dos mundos
Saturday, January 08, 2011
Propositos
En enero una cree que todo es posible, por ejemplo leer 50 libros atrasados. Lo cree, profundamente, pero la realidad es que hay algo que nos dice "bueno, a lo mejor no se puede"o “ya veremos como vamos en julio”. Cuando digo 50 libros pendientse no se trata de libros que me gustaria comprar, sino que son libros que ya compre o me regalaron y son mas o menos urgentes. Se han acumulado tantos que ya no voy a las ferias del libro, pero esto no ha servido de mucho, cada que alguien va o viene de Estados Unidos les pido varios libros, la gente me regala libros y yo adopto libros desahuciados, es una historia sin fin. Este año me he puesto como meta propositos realistas, por lo que en vez de 50 libros pendientes quiero dedicarme a leer mas y a ver menos tele, o a leer mas y tomar menos cafes y a leer mas e ir menos a tiendas, a leer mas y salir menos con amigos, con esas actividades seguramente se reducira la lista de libros pendientes. Desafortunadamente no puedo amar menos y leer mas y a G. le encanta interrumpirme cuando leo, de hecho creo que esa es una de las principales razones por las que tengo tantos libros acumulados, antes disponia de mi tiempo todas las noches. En fin, ya les contare como voy y perdon pero en esta compu no hay acentos.
Tuesday, October 12, 2010
Una espera de 10 años
Hacía mucho tiempo que un libro no me entusiasmaba tanto como para dejar de hacer otras cosas y correr a leer, o “salir leyendo”, en vez de corriendo. Tenía unos 10 años acariciando la idea de leerlo, pero creo que si lo hubiera hecho justo cuando supe de él no lo habría entendido ni disfrutado tanto, ahora tengo la edad que tenía la escritora al hacerlo, y la misma preocupación por la rapidez con la que pasa la vida. De cualquier manera hace 10 años habría tenido que ir a una librería especializada o esperar a que alguien en uno de sus viajes lo trajera aquí, pues prácticamente no se podía encontrar en un tiempo en el que otros libros ocupaban los estantes de todas esas librerías, que sólo existían en Coyoacán. Y seguramente no se habría encontrado en años, si no fuera porque un cineasta inglés, con la delicadeza suficiente como para encontrar la parte cinematográfica de las anotaciones breves sobre los aspectos más sutiles de las cosas placenteras de la vida, creyó que era posible llevar el libro a una película y lo logró… a su manera. El jueves lo encontré en la parte superior del estante de Alianza, una editorial que además me encanta, pequeñito y discreto con una portada amarillenta, el papel también era algo amarillo y el año de la edición 2004, más o menos cuando dejé de buscarlo. Toda esta palabrería es sobre el objeto y el preámbulo a su lectura. Lo más importante es, desde luego, lo que dice, su profunda humanidad y los mensajes que siguen siendo ininteligibles a pesar de la distancia con ese mundo del que nos habla y es la razón por la que quiero dejar de escribir en este momento para seguir conociendo las escenas plasmadas como una agradable instantánea y de alguna manera tan inútiles, ¿a caso no es algo inútil hablar de la fragancia de un crisantemo impregnada en un pedazo de seda? Fue escrito por una mujer hace unos 1000 años, así que esperar 10 años para leerlo no es nada comparado con su historia, el país Japón y el título “El libro de la almohada” o “El libro de cabecera”, la autora Sei Shonagon.
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