Tuesday, October 12, 2010

Una espera de 10 años

Hacía mucho tiempo que un libro no me entusiasmaba tanto como para dejar de hacer otras cosas y correr a leer, o “salir leyendo”, en vez de corriendo. Tenía unos 10 años acariciando la idea de leerlo, pero creo que si lo hubiera hecho justo cuando supe de él no lo habría entendido ni disfrutado tanto, ahora tengo la edad que tenía la escritora al hacerlo, y la misma preocupación por la rapidez con la que pasa la vida. De cualquier manera hace 10 años habría tenido que ir a una librería especializada o esperar a que alguien en uno de sus viajes lo trajera aquí, pues prácticamente no se podía encontrar en un tiempo en el que otros libros ocupaban los estantes de todas esas librerías, que sólo existían en Coyoacán. Y seguramente no se habría encontrado en años, si no fuera porque un cineasta inglés, con la delicadeza suficiente como para encontrar la parte cinematográfica de las anotaciones breves sobre los aspectos más sutiles de las cosas placenteras de la vida, creyó que era posible llevar el libro a una película y lo logró… a su manera. El jueves lo encontré en la parte superior del estante de Alianza, una editorial que además me encanta, pequeñito y discreto con una portada amarillenta, el papel también era algo amarillo y el año de la edición 2004, más o menos cuando dejé de buscarlo. Toda esta palabrería es sobre el objeto y el preámbulo a su lectura. Lo más importante es, desde luego, lo que dice, su profunda humanidad y los mensajes que siguen siendo ininteligibles a pesar de la distancia con ese mundo del que nos habla y es la razón por la que quiero dejar de escribir en este momento para seguir conociendo las escenas plasmadas como una agradable instantánea y de alguna manera tan inútiles, ¿a caso no es algo inútil hablar de la fragancia de un crisantemo impregnada en un pedazo de seda? Fue escrito por una mujer hace unos 1000 años, así que esperar 10 años para leerlo no es nada comparado con su historia, el país Japón y el título “El libro de la almohada” o “El libro de cabecera”, la autora Sei Shonagon.

1 comment:

Moy said...

Bastante interesante y divertido...